Vas a pensar que estoy obsesionado con la productividad y esas cosas.
Ya te digo que no, pero que vamos, interesarme, me interesa.
El otro día vi el trailer de “Cámera café”, la película, y me recordó una escena que es leyenda.
Ya sabes, la máquina de café de la oficina, una cámara oculta y las conversaciones más absurdas que se puedan tener en una oficina.
El caso es que el trailer me recordó uno de los sketches más míticos de la serie: Día de cólera.
Es una situación totalmente absurda, pero que me hizo pensar que muchas personas mejorarían su día a día simplemente cambiando su foco de atención.
No digo ya su tiempo y a qué lo dedican. Sino el foco de atención.
Como doy clases siempre estoy atento a los ejemplos que me pueden servir de metáfora para los cursos.
A veces un corto y divertido vídeo nos sirve para darnos cuenta de las cosas que hacemos mal.
Basta con observar con cierta distancia y humor y las cosas cambian.
Sea como sea…
La escena era más o menos así, te la cuento de memoria:
En el rincón del café unos y otros se pelean y discuten por una auténtica cho-rra-da.
El lío empieza por un rollo de celo que cambia de mesa.
Marimar echa mano del rollo de celo que estaba en la mesa de Bernardo, aunque ni es suyo ni es su mesa.
Bernardo acaba utilizando un rollo que no es suyo, sino de Julián y la bronca con él es monumental.
Bernardo, cómo no, acusa a Marimar del desastre y todos discuten como si les fuese la vida en ello.
Mientras, Juan Luis, que es psicólogo, intenta poner paz y resolver el conflicto.
Pero todo estalla cuando se acaban dando cuenta de que en realidad el rollo lo tenía Bernardo enganchado en una manga.
¿Absurdo?
Totalmente.
Pero eso es exactamente lo que le pasa a mucha gente cada día en sus trabajos.
Lo del rollo, no. Eso es tan extremo que lo dejamos a la ficción.
Me refiero a lo de ocupar su tiempo y atención en cuestiones que no son ni mínimamente importantes.
Eisenhower un día citó a un rector universitario que decía: “tengo dos tipos de problemas, los importantes y los urgentes. Los urgentes no son importantes y los importantes no son urgentes.”
Años más tarde Stephen Covey recogió esa frase y desarrolló la que conocemos como matriz de Eisenhower.
Ya sabes, la que tiene cuatro cuadrantes y divide las tareas según su urgencia y su importancia.
Los protagonistas de Cámera Café están totalmente instalados en el cuadrante de las cosas que no son ni importantes ni urgentes.
Pero eso es ficción, solo es humor para entretener.
Lo grave es que muchas personas siguen dedicando su atención, energía y foco a cuestiones que, en realidad, no son tan importantes.
¿Alguien medirá a final de mes cuántos e-mails has contestado?
¿Alguien contará cuántas horas de reunión hiciste?
¿Alguien lleva la cuenta de las notificaciones de tu teléfono móvil?
Ya te lo digo yo: no.
Y eso es porque no medimos el trabajo de mentira, sino los resultados.
Saber marcar tus prioridades y escoger a qué dedicas el próximo minuto es algo radical, transformador de verdad.
Es algo que explico en el primer módulo de mi curso.
Y no está en el primero por casualidad, está ahí porque es de lo primero que vas a tener que revisar.
Es un detalle que, bien trabajado, dispara tu rendimiento hacia los resultados.
Aparta la paja y las cosas pequeñas para dejar paso a las cosas que realmente son importantes para ti.
Las tareas sin importancia, las que no nos acercan a nuestros objetivos, mejor las dejamos para la ficción, ¿no te parece?
Cuídate
Agustí López
P.D: lo del curso es aquí